La educación puede definirse como el proceso de
socialización de los individuos. Al educarse, una persona
asimila y aprende conocimientos.
La educación también implica una concienciación cultural y
conductual, donde las nuevas generaciones adquieren los modos de ser de
generaciones anteriores.
El proceso
educativo se materializa en una serie de habilidades y
valores, que producen cambios intelectuales, emocionales y sociales en el
individuo. De acuerdo al grado de concienciación alcanzado, estos valores
pueden durar toda la vida o sólo un cierto periodo de tiempo.
En el caso
de los niños, la educación busca fomentar el proceso de estructuración
del pensamiento y de las formas de expresión.
Ayuda en el proceso madurativo sensorio-motor y estimula la integración y la convivencia
grupal.
La educación
formal o escolar, por su parte, consiste en la presentación
sistemática de ideas, hechos y técnicas a los estudiantes. Una persona ejerce
una influencia ordenada y voluntaria sobre otra, con la intención de formarle.
Así, el sistema escolar es la forma en que una sociedad transmite y conserva su
existencia colectiva entre las nuevas generaciones.
Por otra
parte, cabe destacar que la sociedad moderna otorga particular importancia al
concepto de educación permanente o continua, que establece que el proceso educativo no se limita a la niñez y
juventud, sino que el ser humano debe adquirir conocimientos a lo largo de toda
su vida.
Dentro del
campo de la educación, otro aspecto clave es la evaluación, que presenta los resultados del proceso de enseñanza y aprendizaje. La
evaluación contribuye a mejorar la educación y, en cierta forma, nunca se
termina, ya que cada actividad que realiza un individuo es sometida a análisis
para determinar si consiguió lo buscado.
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